Radioterapia para afecciones benignas
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La radioterapia utiliza rayos X de alta energía para evitar que las células cancerosas se dividan. Logra esto dañando el ADN de las células y, finalmente, estas células morirán. La radiación puede utilizarse para tratar algunas afecciones malignas (cancerosas) y algunas benignas (no cancerosas).
¿Cuáles afecciones benignas pueden tratarse con radiación?
Hay enfermedades benignas que se tratan con radiación. Estas incluyen:
- Oftalmopatía de Graves, o enfermedad ocular tiroidea.
- Pseudotumor orbital (inflamación del tejido detrás de la órbita del ojo).
- Meningioma (tumores que afectan al revestimiento del cerebro).
- Neuralgia del trigémino (dolor del 5º nervio craneal).
- Schwannomas acústicos (tumores del oído interno).
- Queloides (cicatriz elevada).
- Formación de hueso heterotópico (hueso adicional formado luego una cirugía ortopédica).
¿Qué tipo de radiación se utiliza para tratar las afecciones benignas?
La radioterapia de haz externo puede utilizarse para tratar afecciones benignas. Los ejemplos de uso de la radioterapia de haz externo son radiocirugía estereotáctica (SRS), radioterapia de fotones o radioterapia de protones.
La fotoquimioterapia o terapia PUVA es otra forma de radioterapia utilizada para tratar las afecciones benignas. Utiliza medicamentos fotosensibilizadores con radiación ultravioleta. Se utiliza para tratar muchas afecciones de la piel, como la psoriasis y el eczema.
¿Cuáles son riesgos de la radioterapia?
La radiación puede dañar las células normales del mismo modo que daña las células cancerosas. El daño a las células sanas puede aumentar el riesgo de cáncer en la zona o zonas tratadas. El nivel de riesgo depende de la cantidad de radiación (dosis) que haya recibido.
Radioterapia de haz externo
La radioterapia de haz externo penetra más profundamente en el cuerpo, exponiendo a la radiación otras zonas en la trayectoria del haz. Esto puede incluir:
- Piel.
- Músculos.
- Hueso.
- Todos los órganos, tejidos o estructuras en la trayectoria del haz.
Aunque el riesgo de cáncer por radiación de haz externo es bajo, si ha recibido esta terapia debe ser consciente del riesgo y llamar a su proveedor de atención médica si tiene algún cambio en la zona de tratamiento, como heridas que no cicatrizan, bultos o cualquier dolor nuevo o que empeora.
Terapia PUVA
En la terapia PUVA, la radiación llega a la piel pero no entra en el cuerpo. Esta terapia aumenta el riesgo de cáncer de piel en las zonas tratadas. Si ha recibido terapia PUVA, debe:
- Informar de esto a su proveedor de cuidados de salud.
- Realizarse exámenes rutinarios de la piel.
- Familiarizarse con su piel y revisarse usted mismo.
- Informar de cualquier cambio en su piel a su proveedor de atención médica.
Si tiene alguna pregunta sobre el tratamiento de radiación, asegúrese de hablar con su médico.